lunes, 10 de agosto de 2009

EL JARDÍN DE HIPATIA de Olalla García


Ciertas personalidades dejan su impronta en la Historia. Se trata de seres excepcionales, tanto para sus coetáneos como para las sucesivas generaciones que les relevan. Hipatia de Alejandría es una de ellas: una mujer asombrosa que ya mereció la admiración de sus contemporáneos y que, pese al transcurso de los siglos, continúa suscitando enorme estima o profunda animadversión.

Nuestra búsqueda de ideales la ha convertido en un símbolo, en detrimento de la mujer de carne y hueso que un día recorriera las calles de Alejandría. Sus propios contemporáneos la erigieron en mártir, en encarnación de las virtudes éticas, de los valores paganos o de la amenaza intelectual que la filosofía supone para el poder político. Los tiempos modernos la presentan como heroína de la razón, de la ciencia o de los postulados feministas.

El jardín de Hipatia despoja a esta mujer extraordinaria de las múltiples capas de las que la ha revestido el paso de la Historia y nos permite contemplarla tal como la veían sus alumnos. Pues únicamente así podremos valorarla no sólo por lo que representó y representa, sino, ante todo, por lo que fue.

LA BÚSQUEDA DE LA VIRTUD

Año 413 d.C. El caballero Atanasio de Cirene desembarca en Alejandría con la esperanza de unirse a la academia de la maestra Hipatia, cuya escuela de filosofía goza de enorme fama en todo Oriente. Procede de una provincia devastada por la guerra, en la que él mismo ha combatido como oficial.

EL ENCUENTRO CON LA SED DE PODER

Pronto comprobará que las luchas de poder en el seno de una de las ciudades más fastuosas y opulentas del Imperio pueden llegar a ser tan cruentas, despiadadas y letales como los ataques de las hordas del desierto. En contra de su voluntad, se verá envuelto en la batalla por la hegemonía entre el patriarca de Alejandría, Cirilo, y el prefecto augustal, Orestes.

ADVERSARIOS IRRECONCILIABLES

Desde el ágora hasta las escuelas de filosofía, de los grandes palacios y basílicas hasta los barrios en ruinas de los indigentes, este relato sumerge al lector en una ciudad fascinante en la que la sofisticación y el lujo se dan la mano con la crueldad y la más descarnada ambición.

SUMÉRGETE EN UNA CIUDAD TUMULTUOSA Y LUCHA POR CONSERVAR LA INTEGRIDAD... Y LA VIDA.

LA AUTORA

Olalla García nació en Madrid. Durante su infancia vivió además en Castellón, Alcázar de San Juan y Cartagena, antes de que su familia se instalara en Alcalá de Henares. Las sucesivas mudanzas le inspiraron el deseo de seguir descubriendo nuevos lugares y costumbres, pero también le ofrecieron la cualidad de valorar lo ya conocido.

Tras terminar sus estudios de Historia retomó el hábito de los traslados, esta vez a través de Europa. Ha vivido en Nottingham, Bolonia, París, Rávena, Estrasburgo y Dresde. Cada lugar le ha dejado su propia marca, la ha ayudado a atesorar vivencias, a descubrir más sobre la alteridad y sobre sí misma, y a confrontar experiencias.

Cuando está en casa le gusta: beber té, escuchar ópera, leer libros de historia y devorar buenas novelas. También le gusta pasear por el campo y recorrer el casco antiguo de una ciudad. Lo primero oxigena, lo segundo inspira: cada calle es una página del pasado que sigue escribiéndose en el presente.

Aprender lenguas es otra de sus grandes aficiones; de hecho, son imprescindibles para comprender bien la Historia, sobre todo la más antigua. Habla con fluidez cinco idiomas, además de haber estudiado varias lenguas muertas, tanto clásicas como propias de las culturas de Próximo y Medio Oriente. Esto le ha permitido documentar sus novelas acudiendo a las fuentes originales de la Antigüedad, así como revisando las publicaciones de los mejores especialistas contemporáneos.

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